Se puede decir que mi pasión por la militancia activa comenzó con el hundimiento del Prestige en noviembre de 2002. Ver las costas de Galicia teñidas de negro me activó. Fuimos corriendo a ayudar y, vista la situación, no me pareció suficiente… se podía hacer mucho más. Al volver a Legazpi, me propuse organizar un autobús lleno de legazpiarras dispuestas a acudir a limpiar chapapote en las rocas de la costa gallega. Contacté con la cofradía de Corme y manos a la obra.
Esta fue la primera embajada en la que me metí. Organizamos en Legazpi una colecta mediante huchas para comprar material y pagar el autobús y allí nos plantamos a luchar contra aquellos horribles hilillos de plastilina fruto de la incompetencia política del entonces ministro de interior y actual presidente en funciones, Mariano Rajoy. Aquel barco debió ser llevado a puerto en lugar de ser paseado por toda la costa sin rumbo. Hubiésemos tenido un vertido controlado, y no el desastre medioambiental sin precedentes que nos tocó vivir.
En aquellos entonces, era gerente de una lavandería industrial con no pocos problemas… hacía de todo allí: desde las nóminas, contabilidad e impuestos, tareas de administración acordes con mi formación, hasta todo el proceso de lavado, planchado, empaquetado de ropa, e incluso su transporte a los clientes. Me vi en la tesitura de negociar con los clientes subidas de precios bastante importantes, por la falta de viabilidad de la empresa, con muy buenos resultados, ya que conseguí subir los precios y mantener a los clientes.
Aquella empresa me absorbió muchas energías y, al cabo de 5 años, la dejé para poner en marcha una academia de servicios educativos y terapéuticos con otra socia, con la que trabajo. Durante 6 largos años ahí hemos estado, mi socia y yo, mujeres, madres, pequeñas empresarias, emprendedoras… sin ganar ni un euro, sacando lo justo para pagarnos autónomos y el préstamo de la obra. Eso sí, rodeadas de jóvenes estudiantes, niñas y niños, cada uno con sus limitaciones o necesidades, frente a un sistema educativo rígido que muchas veces no cubre sus necesidades…
Esta etapa de 11 años fue muy dura, por eso mi militancia estuvo únicamente ligada a Greenpeace, organización de la que fui voluntaria en diversas campañas.