Antidistópica

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EL PAISAJE DE NUESTROS PUERTOS

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El perenne magnetismo que la mar ejerce sobre nosotros ha contribuido a la continua superación de lejanos horizontes a través de la historia. El litoral, punto de encuentro entre la tierra y el mar, es a su vez un refugio donde confluyen multitud de intereses. Entre ellos el interés público sobre un espacio que debe de ser de todos y para todos. Si queremos que la mar continúe siendo fuente de riqueza y polo de atracción para multitud de aficiones entre las que también es necesario incluir la contemplación, el baño o el paseo necesitamos compartirlas de una manera equilibrada. Los puertos deportivos son en nuestros días y a nuestro entender un ejemplo de desequilibrio entre el interés público y el privado. Principalmente en perjuicio del primero.

Cuesta encontrar documentación que no se refiera al impacto positivo de los puertos deportivos a lo largo de toda nuestra costa: saturación de los amarres, listas de espera, puestos de trabajo directos e indirectos, industria auxiliar…. Incluso caben las referencias a la potencialidad de investigación científica de la pesca recreativa tal y como nos aclara el vice consejero de pesca Jon Azkue cuando marca las políticas en materia de pesca recreativa a seguir por el Gobierno Vasco hasta el 2013.

Ciertamente el Gobierno Vasco lleva más de una década apostando rotundamente por los Puertos Deportivos y reconvirtiendo la mayor parte de los puertos tradicionales de nuestra costa con las mismas pautas seguidas en el Mediterraneo. Cuadricular el espacio portuario a base de pantalanes es la manera más certera y eficaz de controlar la flota recreativa en todos los sentidos, incluido el económico. Sin embargo, esta apuesta no ha salido gratis ya que condena al ostracismo una buena parte del potencial de muchos de los puertos pesqueros tradicionales además de sus consecuencias medioambientales y sobre el paisaje e idiosincrasia del municipio receptor. Más aún, prioriza con dinero de todos, el interés privado sobre el público.

Aún no parece estar tramitado el Plan Territorial Sectorial de Puertos del Gobierno Vasco para aquellos puertos de nuestra competencia. Este PTS deberá de trazar con letras de fuego el destino de cada uno de nuestros puertos: Pesca, mercancías o directamente Puertos Deportivos. Basta con darse una pequeña vuelta por ellos para determinar el futuro que inicialmente se les depara. Un ejemplo muy gráfico lo tenemos examinando la reciente licitación para el proyecto puerto deportivo de Mutriku y la enorme lámina de agua dedicada a este fin. Se trata sin duda del mantra del turismo náutico que parece estar por encima de toda crisis. Aún así no olvidemos que durante muchos años nos convencimos que la gente jamás dejaría de comprar casa a cualquier precio. No descartemos pues la posibilidad de terminar con “garajes” flotantes vacíos en puertos que no saben o pueden dedicarse a otra cosa.

Como repaso de algunos de los impactos negativos de carácter medioambiental, el decálogo recogido por Pedro Costa Morata en su libro “ecoligiada” constituye una buena referencia. Los puertos deportivos están en la gran mayoría de los casos indisolublemente unidos a infraestructuras complementarias sufragadas por todos y de enorme impacto ambiental propio ( Dique de Zumaia, Playa artificial de Hondarrabía, Dique exterior de Mutriku) que altera para siempre la dinámica del litoral. Suponen una flagrante ocupación de Dominio Público Marítimo terrestre para uso privado y vienen frecuentemente acompañadas de actuaciones de carácter urbanístico para “acoger” esta demanda( aparcamientos privados en área portuaria, edificios, casas…). Llegan incluso a saltar la barrera de la legalidad amparados en la costumbre como ocurre en Sukarrieta. Finalmente uniformizan y desvirtúan el paisaje de nuestros puertos en detrimento de una singularidad propia y auténtica conservada a través de los siglos.

En definitiva, entendemos que la ingente inversión pública en infraestructura propia y complementaria para su posterior uso privado y libre de cualquier carga no justifica el interés institucional por fomentar los puertos deportivos. En su lugar debiéramos apostar por actuaciones mucho menores, sin impactos sustanciales y cuya premisa sea conservar un equilibrio entre todas las actividades que se aúnan en nuestros puertos. Empezando por la pesca profesional y terminando el disfrute público del espacio portuario. Y esto es perfectamente alcanzable con muy poca inversión y una sensata voluntad política.

Autor: Antidistopica

Pedaleando hacia un futuro verde. Trabajando en EQUO Berdeak

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